Trabajar es algo activo. El trabajo inactivo no existe. Una parte del trabajo visible puede depender de dos partes intelectuales, al igual que dos partes del trabajo visible pueden depender de una parte de trabajo intelectual. El trabajo visible se reconoce enseguida por la proporción de trabajo intelectual del que depende. Ningún artificio puede impedir que se revele la fuente de un trabajo. Cada trabajo es un hijo que siempre reconoce a su padre.

Mariano Fortuny

Una familia de artistas y coleccionistas, una curiosidad innata y un espíritu humanista, dedicados a la experimentación creativa y a la investigación científica, contribuyeron a definir el mito de Leonardo da Vinci del siglo XX. Con sus múltiples talentos e intereses, Mariano Fortuny encarnó a la perfección el concepto wagneriano de obra de arte total, una doctrina que subraya que todas sus invenciones constituían unas combinaciones únicas de estilos e influencias de culturas antiguas y lugares remotos realizadas, sin embargo, con las tecnologías más innovadoras. A pesar de que era sobre todo famoso por sus prendas de alta moda y sus telas, fue también pintor, grabador, fotógrafo, escenógrafo, creador de lámparas eléctricas y muebles y revolucionó la iluminación teatral. De 1901 a 1934 registró más de 20 patentes en París, incluido del diseño del vestido Delphos, que atribuyó a su esposa y musa, Henriette Negrin, a la que conoció en la capital francesa en 1902, y el nuevo método para estampar telas que inventó.

Venecia jugó un papel fundamental: era una ciudad cosmopolita, donde la cultura occidental se mezclaba con la oriental, de forma que constituía una patria perfecta para un hombre que había experimentado el arte y los viajes desde la infancia. Mariano Fortuny y Henriette instalaron allí, en la planta superior del palacio Pesaro degli Orfei, su taller – que más tarde se convirtió en museo -, donde realizaron algunas de las creaciones de moda y diseño más extraordinarias del siglo XX. Sus vestidos de seda plisados, abrigos de terciopelo y chales étnicos son la expresión de un estilo intemporal, de manera que en la actualidad pueden lucirse como sofisticados complementos contemporáneos, en lugar de ser considerados trajes de época. Esta misma modernidad innata se encuentra en las lámparas que diseñó Mariano, que siguen eligiendo los arquitectos y diseñadores internacionales como preciosas piezas de decoración.

Mariano Fortuny y Henriette legaron a Venecia y al mundo una herencia creativa incomparable, expresando una concepción del arte como máximo objetivo vital y noble vocación, necesaria para mejorar y enriquecer la realidad que nos rodea.»